domingo, 28 de julio de 2013

En cuatro pasos...


Con qué descaro me iluminas la noche
cual estrella polar, para darme un minuto
y echar a volar.
Estrella fugaz.

Con qué fuerza me arrebatas el sueño
y lo pintas de color,
para volverme de golpe a la cama,
oscura y ahora extraña.
Una sinrazón.

Con qué mano lanzas el dado,
que no hay tiro acertado.
Puede que seas manco,
o yo el infortunio humano.

Y perdida entre hipótesis
será mejor que me encomiende a la suerte,
mala, mala, mala... siempre mala y frígida suerte,
que no entiende de aquel que siente.

Simplemente me cansa el derroche,
sobretodo el de ilusión.
Nunca es suficiente.

Cuando entregas el corazón,
se olvidan de dar respuesta a tu buzón.
Cuando cargas los miedos a la espalda,
y tiras adelante, ya era tarde,
se olvidaron de facturarte.
Cuando se presenta la ilusión,
no llevas al día la lección,
y te aferras fuerte a eso que puede que sea
pero que no es, ni será.


Ilusiones que agonizan entre relámpagos.
Mariposas empapadas,
será que esta tormenta les ha cortado las alas.
Noches en las que te acuestas colmada,
alertando la escasez de tu sustancia.
Ganas de encontrarte,
tal vez sólo falten otros cuatro pasos más.

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Habitaba en mí una costumbre,
de las que no necesitan tierra firme,
porque saltan entre nubes.

De las que se alimentan de miradas,
sensaciones y palabras.
Ecológicas, gratuitas y rara vez sinceras,
palabras.

Todo o nada.
Creer o no creer.
Sentir o no sentir.
Dormir o no poder,
porque te ocupen la mente.
Comprar un billete al paraíso,
o descubirlo pensándolo.

Ya conozco la fragilidad,
de lo que a horas de hoy es
aquella vieja costumbre de amar.




Afri :)