Te diriges firme a visitar
a quien tantas veces te enseñó a jugar
a vestirte, a cocinar...
Atraviesas la puerta y te ciega.
Te ciega la huella que ha dejado la vejez.
Te encorba, te debilita y te impide recordar, recordarme.
Recordar la mujer, madre y abuela que un día fuiste.
Te ha hecho olvidar mi nombre y que me quisiste.
Y te das cuenta que la vida ha pasado
y pasa también por tí.
Y vuelves a plantearte tu manera de vivir.
Hay algo que perdura en el tiempo,
las miradas con ojos de ayer.
Y es de esa forma intangible de la que ahora nos reconocemos,
en tus ratos de lucidez.
Para tí abuela, y en muchos momentos "agüellaaaa" que fuiste quién inspiró estas palabras el verano pasado.
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Y ahora que no estás,
estas palabras serán
tan solo un recuerdo más.
Gracias por las canciones,
por las incontables risas
que regalabas sin cesar,
y por las que regalarás
aún sin tu presencia.
Por las siestas obligadas,
por los chocolates en el cazo
por los roscos ("No hay otros"!)
y por enseñarme.
Por enseñarme cosas,
algunas que hoy seguro ya no recuerdo.
Y otras que si la vida me lo permite,
procuraré no olvidar jamás.
Un hurra por la vejez, por llegar y sobretodo por disfrutar del camino.
P.D.: ¿Oyees? Espero que me oigas.
Te quiere,
Afri